Del latín ethĭcus, a su vez del griego antiguo ἠθικός (ēthikós). Esta entrada contendrá una reflexión que realicé a raíz de una de las actividades del máster. Quizá una de las que más me dió por reflexionar porque para nada antes había contemplado el papel de la ética en mi desempeño como profesor universitario. Además, en esta reflexión se me enfrentaron un principio personal con la redacción de uno de los principios descritos en “Ética profesional docente.” de García López, R. et al. Vamos a ver la reflexión que realicé para la tarea. La actividad consistía en escoger y comentar cinco principio básicos del texto “Ética profesional docente.” de García López, R. et al.

Ética y responsabilidad docente

De los nueve principios expuestos en el texto “Ética profesional docente.” de García López, R. et al., he escogido los siguientes cinco:

  • Proceder con autonomía profesional
  • Proceder siempre con responsabilidad profesional
  • El principio de imparcialidad
  • El principio de confidencialidad o secreto profesional
  • El principio de veracidad

El primer principio engloba tres aspectos que para mí son básicos en mi vida. (Aunque el texto trata sobre la profesión del docente, al tratarse de principios éticos, me resulta muy díficil desligarlos de mi día a día en mi vida y tratarlos de manera tan aislada.) El último aspecto de este principio es tan sencillo como básico: uno asume las responsabilidades de sus actos. A consecuencia de la existencia de este aspecto, toma especial relevancia otro: tomar uno mismo sus propias decisiones sin ceder a presiones externas. Estos dos aspectos para mi son vitales y los que me permiten conciliar el sueño con tranquilidad cada día. Al final, una decisión tendrá mejores resultados (alumnos que vienen motivados a clase, que aprenden mejor, que desarrollan una mejor relación profesor-alumno conmigo) o peores (alumnos que no he podido motivar en clase, alumnos que se pierden a lo largo del curso, una mala relación profesor-alumno), pero serán consecuencia de decisiones que haya tomado yo. Son decisiones de la cuales, a partir de sus consecuencias, tengo la convicción que podré extraer conclusiones y aprender algo nuevo que me permitirá tomar una mejor decisión la próxima vez. Por otro lado, seguir indicaciones de un tercero sin comprenderlas, no hace más que acarrear nada bueno: 1) no aprendo nada puesto que ni siquiera sé porque se realizó la decisión, 2) si sale bien, no obtendré la satisfacción que otorga la faena bien hecha (lo ha hecho un tercero), y 3) si sale mal será culpa mía. Por hacer un símil a una frase típica del alumnado, sería como: “me ha aprobado el profesor o he suspendido yo”. (En realidad los alumnos suelen decir lo opuesto.) Por último, tomar tus propias decisiones te garantiza que no hay intereses ocultos de terceros ya que tú tomas una decisión con el objetivo de hacer lo mejor que puedas tu trabajo como docente.

El segundo principio que he decidido comentar: proceder siempre con responsabilidad profesional. Aquí entra una noción desgraciadamente común en el ámbito universitario: “yo soy [sustituir aquí por la profesión acreditada por su formación académica], ser profesor es secundario”. Una preocupante gran mayoría del personal docente e investigador gasta muchos de sus recursos (tanto materiales como temporales) en desarrollar su carrera como investigador mientras desatiende su carrera como docente. Como investigador, se renueva con las nuevas tendencias, conocimientos, técnicas, lee estado del arte, experimenta, hace estancias, publica,… Como docente solo realiza sus clases haciéndo siempre lo mismo y sin preocuparse a veces si lo hace bien o no. No es lo correcto. Uno debe de atender ambas facetas de una misma moneda. Por ejemplo, creo que todos los que vamos a este máster buscamos mejorar como docente debido a nuestra responsabilidad profesional. (Y buscámos mejorar porque somos, sin ningún tipo de complejo, noveles y queremos aprender de los que llevan tiempo ejerciendo la docencia a la vez que queremos mejorarla una vez tengamos una base.)

El principio de imparcialidad me parece que debería de darse tan por hecho que me preocupa que se tenga que citar explícitamente. Aún así, solo comentar que muchas veces este principio solo se tiene en cuenta durante la etapa de evaluación. Básicamente, que la nota no dependa de género, raza, edad, condición social, etc. Pero para mi, donde sobre todo toma un papel relevante es en el día a día: cómo tratas a los alumnos, cómo los motivas, qué relación mantienes con ellos, cómo los corriges, cómo hablas con ellos,… La posible diferencia en las notas de la evaluación suele ser ya más bien una consecuencia de todo lo anterior.

Finalmente, los dos últimos principios estan intimamente ligados para mi ya que ambos, la confidencialidad y el principio de veracidad, son fundamentales para establecer una relación de confianza con el alumno. Una relación de confianza es básica para que se establezca una comunicación sincera entre profesor y alumno de tal manera que, no solo el alumno, sino ambos puedan “confesarse” sus dudas o inquietudes y puedan ambos aprender.

Antes de concluir, solo destacar que es difícil no escoger alguno de los nueve principios expuestos en el texto propuesto. Si se han escogido solo cinco es porque así lo pide la actividad. Sin embargo, sí que ha habido uno que he descartado de inicio, y no por estar en desacuerdo con él. Ese principio es el B y hace referencia a “La promoción de los derechos humanos y la defensa de los valores de la ética civ…” (el título del principio aparece cortado en el texto que se nos ha hecho llegar). Creo que es más que obvio que este principio ético lo apoyo y lo practico, pero, en su desarrollo en el texto, el autor usa la siguiente frase: “Los docentes no deben plantearse problemas por el posible adoctrinamiento…”. Entiendo lo que quiere expresar el autor con esa afirmación, pero el uso del término adoctrinamiento, sea cual sea el contexto de la frase en ese momento, me suscita rechazo. Creo que se podría haber expresado de otro modo. Sería interesante discutir alrededor del término adoctrinamiento.